lunes, 19 de julio de 2010

El día que el GPS me traicionó

Con el GPS y mi viejo paseando.Llegará el día en que ciegamente confiemos en la tecnología pero por ahora uno esta atento sobre todo en esos pequeños aparatos que hacen de copilotos (¡no más peleas sobre un mapa!). Ocurre que son geniales cuando nos llevan rápido a destino PERO terribles cuando insisten en hacernos ir por mal camino. Al poco tiempo de tener auto una noche ofrecimos llevar a Mauri/Belén a su depto cerca de la Universidad de Montreal… ningún problema pelé el GPS (expresión que uso para decir que lo saqué del estuche y lo pegué en el vidrio), puse la dirección y empecé a seguir las indicaciones. Lo único que sabía era que desde el centro había que bordear el cerro Mont-Royal en sentido horario y así llegar rápido pero como el GPS tenía otros planes le pregunté como cualquier adulto normal porque me hacía ir por otro camino. Y así pasamos varios minutos dando vuelta por el centro mientras yo intentaba disuadirlo del camino que él se había propuesto, Moni que apoyaba al aparato y Mauri/Belen que se orientaban para finalmente apuntarme por la calle correcta. Al día de hoy no sé a donde me quería llevar el loco así que llamo esa parte de la ciudad el Triángulo de las Bermudas. Ya saben si ven en su barrio a un auto rojo y el conductor con cara de perdido le esta hablando al GPS… ese soy yo.
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