Una de las realidades que tarde o temprano deben afrontar acá es que las ardillas son roedores y mientras que al llegar todos andamos enloquecidos con estos dulces animalitos al poco tiempo empieza a llamar la atención su comportamiento. Al principio nos hacían compañía desde el balcón en alguna comida pero como nunca le dimos de comer se ofendieron y optaron por mordisquear una silla de plástico que teníamos afuera, después venían a comer galletitas de otros departamentos frente nuestras narices... con eso habrán pensado que nos daríamos por enterados pero no conocen la magnitud de nuestra determinación, veremos qué otra estrategia siguen. Por ahora los cuervos las tienen a mal traer porque les roban la comida que esconden y veo que eso las altera bastante.
* En Montreal se ven ardillas grises y negras y también mapaches (pero cuidado porque son muy agresivos)