miércoles, 18 de noviembre de 2009
La anécdota del solarium
Al poco de instalarnos en el depto nuevo y para nuestra sorpresa la habitación de huéspedes (que dobla como estudio) resultó un excelente lugar para tomar sol. Entre nosotros empezamos a llamarla el solarium, así cuando me venía a la compu se escuchaba “querida me voy un ratito al solarium”. Lo empezamos a hacer sin darnos cuenta pero en los días más calurosos de otoño nos miramos con Moni pensando que nadie iba a poder quedarse en esta habitación. Hacía mucho calor y a veces hasta sofocante, faltaba el aire. Pasaron los días hasta que acomodando un mueble ¡Moni se dio cuenta que teníamos la calefacción prendida! Se ve que en las pruebas con el inspector de vivienda la dejamos encendida y quedó. En fin, sigue muy bien iluminada PERO por suerte ya no al estilo sauna.