Antes de venir la familia nos regaló las valijas para el viaje (2 permitidas por persona) pero el día que viajábamos salí corriendo a comprar 2 más cuando nos dimos cuenta que no alcanzaban y por supuesto terminamos pagando unos cuantos dólares extra a las aerolíneas por eso. De verdad eso no me preocupó porque me pareció asombroso pasar de una casa a 10 valijas. En el aeropuerto las envolvimos con el plástico azul para protegerlas pero algunas sufrieron los percances normales. Un dato importante – conocido por los viajeros frecuentes – es recomendable que no tengan ruedas o patitas que sobresalgan porque se rompen y el mango retráctil que no sea de plástico sino de metal. La anécdota - que parece tomada de la película Amelie - es la vida propia que llevan esas valijas porque pensé que eran para una vez PERO las usamos hasta tener muebles para guardar ropa, como perchero, las prestamos a amigos para sus viajes (algunas han viajado a Cuba) y a otros para una mudanza. En fin, sorprendente el camino por delante de estos fieles compañeros de viaje.
Amelie, trailer de la película