viernes, 8 de octubre de 2010
La anécdota del bombero y la pila
Cuando nos visitaron mis viejos pasó de todo y justo cuando estaban solos en casa. Un día hubo un temblor y cuando llamé para ver si estaban bien mamá empezó diciendo “Che Marcelo… ¿acá en Canadá hay terremotos?” genial. Quizás la más colorida fue la siguiente anécdota. Cuenta mamá que una mañana tocaron la puerta y cuando fue a ver por la mirilla vio dos bomberos. Cuando abrió explicaron que estaban en el barrio inspeccionando las alarmas contra incendio y aunque mi vieja dudó un instante (en nuestros países es muy raro que dejemos pasar a alguien) como estaban en uniforme – y tan naturalmente atinaban a pasar – ella se hizo a un lado y entraron. Siempre en inglés porque lo habla perfecto aprovechó para contarles que la alarma era muy sensible y casi siempre se disparaba cuando cocinábamos así que los bomberos tomaron nota y al inspeccionar el aparto le cambiaron la pila explicando que además no tenía la pila correcta. Al ver esto por supuesto mi vieja les preguntó cuanto les debía y cuando uno le dijo en picardía $20 ella muy naturalmente les pidió un recibo… a carcajadas los bomberos le explicaron que no era necesario, era un servicio sin costo, se rieron todos, charlaron dos minutos sobre Argentina y partieron a la siguiente casa. Habrá pensado mi vieja mientras los veía partir “genial el servicio pero justo a mi me van a tratar de engañar… ni en broma” he he he.